Después de al menos 3 semanas de sólo dormir entre 3 y 5 horas al día (con extensión a 7 los fines de semana), finalmente estoy a unos centímetros de tocar la felicidad pura: el fin de mis entregas.
La falta se sueño me trajo como consecuencia los mismos efectos que .10° de alcohol en la sangre, pero sin los beneficios que por añadidura ocurren, y que el día de hoy disfrutara de una deliciosa siesta de 6 hrs.
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En general, mis deseos para lo que resta del maratón guadalupe-reyes son:
- Ver amaneceres, y no sólo estar despierta cuando ocurren
- No pisar ningún Café La Habana, Starbucks o similar con mi laptop como complemento
- Dormir hasta que me duelan los párpados de tanto estar cerrados, y luego, dormir un poco más
- Recordar lo que es sostener una conversación con alguien sin suprimir lo que me está diciendo por pensamientos como "Tengo que imprimir mañana antes de las 8:00 am" o "Si sigo trabajando hasta las 3:00 am al menos tendré 3 horas completas para dormir"
Pero sobre todo:
- Experimentar de nuevo la euforia etílica, pero debida a la ingesta de alcohol, y no a la muerte cerebral que ocurre por la falta de sueño.
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A mis compañeros arquitectos sólo les puedo dejar unas palabras de esperanza:
¡falta poco para que termine este tormento!
2 comentarios:
sere breve...
concuerdo con todo lo dicho anteriormente.
no hay mayor felicidad que acabar un semestre y poder disfrutar de unos momentos de gozo y placer, que aunque sean minimos... la sensacion es muy superior despues de lo vivido
ya acabo!!!!! que se sienteeee gracias por tu comment igual! so hollydays? benditos dias! jajajaja.juan
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